jueves, 25 de octubre de 2007

La brecha es cada vez menor

El sábado a la tarde (entrando en la noche) de este país en el que estoy instalado acaba de concluir el mundial de Rugby que se ha jugado en mi tierra, donde nuestra selección terminó con un decoroso cuarto puesto, y, los Pumas, así denominada la selección de Rugby argenta, finalizó en el tercer lugar obteniendo de esta manera la medalla de bronce y una hazaña histórica para los que practican ese deporte.
Estando durante más de 30 años en este país me he dado cuenta lo visceral que pueden llegar a ser sus habitantes en cuanto a deportes se trate. Antes era un privilegio para el fútbol, posteriormente se sumó el básquet y en menor medida lo hacen: Hockey femenino, tenis; y ahora, recientemente incorporado, el rugby. A honor de la verdad, el mundial de fútbol ocupa el primer lugar lejos de todos, es el único evento que logra que un país literalmente deje de funcionar, y así grandes atrocidades se han logrado cometer.

Lo que realmente me impresiona es que los argentinos se los acusa de falta de sentimiento nacionalista, pero tienen un amor por la camiseta de su país que va más allá de cualquier frontera, en otros países del primer mundo eso no se ve.
Otra cosa que se ve aquí y no en otros países que son del primer mundo es: gente pobre e indigente, bebés y niños desnutridos, una clase media completamente destruida, profesionales manejando taxis, desesperanzados, la lista se haría interminable; no vale la pena seguir.
Pero… ¡atentos! Antes cada 4 años, y durante un mes completo, todos son triunfadores, no tienen más hambre, vuelven a ser un país del primer mundo. Afortunadamente, la brecha ahora es menor, pueden unirse para ver un mundial de básquet, de hockey, liga y mundial de volley, cada 3 meses se pueden unir a alentar al equipo argentino de tenis en la Copa Davis, y así donde haya cualquier argentino de popularidad media ahí estarán todos alentándolo, sintiéndose superiores aunque sea por un momento.

Muchos pensarán que soy extranjero y que no tengo derecho a opinar sobre esto, podrían mandarme a caminar descalzo por los mismísimos siete infiernos, pero no, yo quiero encontrar sabiduría en este territorio tan vasto y provechoso en el que estoy.

Una idea en forma de pregunta llega a mi calva cabeza: ¿Qué ocurriría si de vez en cuando, cada 3, 6 meses, ó, 1 vez al año jugaran su propio mundial? El objetivo es simple, hay que ganarle a los enemigos que los azotan: El primer mundial sería contra el hambre y la desnutrición: todos empujando y ayudándose para combatir este flagelo y no ver más gente en paupérrimas condiciones de vida; y así podríamos seguir jugando mundiales hasta ganarles a todos estos buches del establishment.
Yo se que es una idea utópica, y hasta me enviarían al manicomio sin vacilarlo; pero bueno si lo llegasen a organizar no dudaría un segundo en tomar la nacionalidad celeste y blanca y jugar para su equipo.

Gracias nuevamente, como siempre son muy amables

Ing. Jean Chichè
Ing.jean.chiche@gmail.com

lunes, 15 de octubre de 2007

MancusoR, dios de la joda


La historia es de los tiempos mitológicos, donde la humanidad estaba tratando de adivinar cuál era su verdadera indentidad, incapaces de lograr tal empresa delegaban cualquier cosa que no pudieran resolver, en manos de los “dioses”.
Muchas culturas tuvieron deidades a las cuales adoraron y encomendaban su suerte en la vida, ejemplos sobran: los romanos, griegos; y, más adelante en el tiempo, los indios y los nórdicos. En esta última cultura es donde me quiero detener.

Hace tiempo estuve estudiando su mitología y no sólo supe ubicar en tiempo y espacio a Thor, Odín y Balder; sino que había un ser superior al que se hacía referencia de una forma muy particular, se trata de MancusoR, dios de la lujuria y la vida licenciosa.

Cuenta la leyenda que nuestro “dios” era uno de los más indisciplinados de la comunidad nórdica de seres superiores y les jugaba bromas pesadas a sus pares, cosa que le terminó costando la expulsión de este selecto grupo.
Así las cosas, fue confinado a vivir en el mundo de los mortales con una única misión en su vida, hacer el bien sin mirar a quien, pero… ¿qué clase de bien? ¿Cuidar a los enfermos? ¿alimentar a los que tienen hambre? No, nada de eso. Su objetivo principal era pasarla bien y quienes estuvieran alrededor suyo la pasaran igual o mejor todavía.
Las leyendas cuentan que fue el primero que creó las noches de “gira”: alcohol, baile y amor de alquiler fueron unas de las constantes que se daban en el pueblo nórdico de principios de los tiempos, hay quienes lo consideran un héroe en la actualidad, pues se le adjudica la creación del “oro negro”, más conocido como Fernet.

No hay mucha información recopilada del que es partir de ahora amigo de todos, los más conservadores de los historiadores le atribuyen la destrucción de los vikingos como comunidad asegurando que fue él quien se peinó a las mujeres de toda una aldea y a modo de souvenir dejaba un sombrero con dos cuernos para el uso de los hombres, por eso el 17 de julio además de ser el Día Internacional del Cornudo, es san MancusoR.
Se sabe que físicamente era enorme, ampuloso, su presencia imponía respeto en cualquier lugar donde estaba, pero una vez que se lo conocía todos querían estar con él; así de popular era.

Finalmente dicen que después de tanto vagar en el mundo de los mortales un día volvió a juntarse en el más allá con sus pares nórdicos quienes decidieron que se quedara indefinidamente con los mortales y que siga desempeñándose en lo que hace, que mal no estaba.
Hay quienes aseguran que está entre nosotros; la foto que se pone junto a esta columna dicen que se asemeja a él, pero no hay confirmaciones al respecto, sólo suposiciones.

Desde este humilde lugar, espero alguna vez encontrarlo o que él me encuentre y me lleve de “gira” un año entero, ya lo dijo W. Blake: “el camino de los excesos, lleva al palacio de la sabiduría”.

Gracias por su tiempo, son muy amables

Ing. Jean Chichè
Ing.jean.chiche@gmail.com